Durante mucho tiempo, se ha asumido de manera equivocada que el engagement es algo que se da de forma natural, en momentos de la jornada laboral que no necesariamente requieren una prioridad o planificación.
Nada más lejos de la realidad.
Si tomamos en cuenta las particularidades del escenario post pandémico en cuanto al trabajo híbrido y el desafío que representa para personas y empresas regresar a las oficinas después de dos años de trabajo remoto, es necesario pensar en el impacto emocional que este cambio de ritmo genera en el relacionamiento, la comunicación, la motivación, el trabajo en equipo y el desenvolvimiento.
Después de todo, solo los colaboradores involucrados y en armonía brillan, inspiran y establecen ese estándar al que todos queremos llegar.
Este escenario idóneo va en línea con los principios que definen lo que llamamos engagement. Pero, ¿De qué hablamos cuando hablamos de engagement?
El engagement va más allá del buen desempeño. Es algo complejo. Implica una sinergia entre las prioridades individuales y organizacionales que es consecuencia del resonar del propósito personal con el propósito de la organización a la que se pertenece.
Solo un colaborador consciente de su propio propósito será capaz de conectar con el propósito de su empresa, pues conoce su esencia, las cosas que lo empujan, las vivencias que lo definen y los valores de los cuales se rige. Si todo esto se mueve en la misma dirección en la que la organización lo hace, tendremos a un individuo verdaderamente comprometido.
Pero la pregunta más importante llega aquí:
¿Cuál es el papel de los líderes en el fortalecimiento del engagement?
Para responder, hay que aclarar que el propósito organizacional no es algo que se interioriza a través del onboarding, en reuniones de comité o actividades de integración. El propósito organizacional se evidencia en comportamientos más que enunciados y se hace propio cuando las personas sienten que siguiéndolo, serán una mejor versión de sí mismas.
Y es precisamente el líder nuestro primer gran referente. Son los líderes quienes diligentemente deben acoger a los miembros de su equipo, acompañarlos, preocuparse por su desarrollo y estimularlos -a través de su acciones, decisiones y experiencia- para que lleguen a donde él está ahora.
El líder necesita transmitir absoluta coherencia entre su conducta, actitudes y las demandas de la cultura organizacional. Solo a través de su ejemplo positivo, será factible emularlos y seguirlos en su estilo de liderazgo.
A continuación, algunas sugerencias para aquellos líderes que desean propiciar un mayor engagement en sus equipos de trabajo.
El engagement, en medio de la turbulencia económica, cultural y social que caracteriza los tiempos que vivimos, requerirá una posición de liderazgo mucho más proactiva que hace algunos años.
No obstante, a pesar del grandísimo esfuerzo que esto le exija a nuestros líderes, nada les será comparable al genuino agradecimiento de su gente.
Autora: Melissa Celis- Gerente de Soluciones de Liderazgo.